Bienvenidos a Viena!!!
En esta entrada les voy a contar nuestra visita a Viena, la vieja capital imperial a orillas del Danubio. Una ciudad impactante por su arquitectura y su calidad de vida.
Ya estamos en la tercera parada de nuestro viaje a Europa en invierno 2019 y parecen lejanos nuestros días en Atenas y Budapest, pero el tiempo pasa y seguimos para adelante, esta vez en Austria.
Como siempre, pueden ver en Europa 2019- La planificación, el detalle de la organización con sus costos de transporte y alojamiento, y en Europa 2019 – Opiniones finales, el resumen del viaje con opiniones lo más objetivas posibles de líneas aéreas, trenes, buses, alojamientos, clima en el invierno europeo, alquiler de autos, etc.
También les dejo mi Guía Diaria de Viena que quizás les sirva para organizar su propio viaje!!!
Bueno, empecemos.
Palacio de Schönbrunn
Llegando a Viena
Como dije en la visita a Budapest, hicimos nuestro primer viaje con Flixbus hasta Viena. Un viaje de poco más de tres horas, que nos costó €9 cada pasaje y con bastante para comentar.
El bus lo tomamos en la estación Nepligét y nos dejó en la estación Erdberg, a 10 min del centro histórico. La puntualidad fue excelente, los asientos cómodos y además tenía WiFi. Supuestamente se puede llevar equipaje de mano y una valija, pero en realidad no hay demasiado control.
Para subir al micro nos pidieron el pasaporte de la persona que reservó, o sea yo, y los tickets, aunque como verán en los próximos relatos no siempre es así.
La reserva de asientos es opcional, tiene un costo extra de €1,50 y puede ser un problema.
Por qué? Porque cuando nos quisimos sentar, nuestro lugares estaban ocupados y tuvimos que pedir que se cambiaran con las consiguientes malas caras que eso provoca. El chofer no se mete y depende de la suerte, tener o no una discusión.
Además de esto el viaje fue excelente.
Una vez llegado a Erdberg y como teníamos que viajar en metro hasta nuestro departamento, compramos tickets de 72 hs para los mayores y ticket sencillo para el menor de 15 años.
Los boletos de un viaje cuestan €2,40 cada uno y para los menores €1,10. Por los tickets de 72 hs pagamos €17,10 cada uno y nos convenía para los viajes que habíamos calculado.
Es conveniente analizar la cantidad de viajes que van a realizar para saber que ticket comprar. Si nos hubiéramos alojado en el centro histórico casi no hubiéramos usado el transporte público.
Esto también hay que considerarlo a la hora de hacer cuentas, para que la suma del alojamiento y el transporte no sea mayor que un alojamiento ubicado en un lugar donde no haya que viajar.
Nuestro alojamiento
Alojarse en el centro de Viena es bastante caro, por eso elegimos la zona de Favoriten a solo 15 minutos de Stephanplatz en metro y a pocas cuadras de la Estación Central, donde tomaríamos el tren a Munich, nuestra siguiente escala.
El barrio está muy bien, tiene supermercados, centro comercial, lugares para comer y es muy tranquilo.
Aquí también reservamos un departamento por Booking, el Flatprovider Comfort Humboldt Apartment, bastante cómodo, en planta baja y a pocas cuadras del metro. Muy recomendable para nuestro grupo de cinco personas.
Flatprovider Comfort Humboldt Apartment
Día 1 – La Opera y el Palacio de Hofburg
Una vez acomodados, tomamos el Metro 1 hasta Karlsplatz. Desde ahí caminamos hasta la famosa Opera de Viena, un edificio con una curiosa historia de tragedias.
Cuentan que fue inaugurado en 1869 y aparentemente decepcionó a los vieneses, así que a consecuencia de esto el arquitecto se suicidó. El que lo reemplazó no tuvo mejor suerte y murió de un infarto.
Es llamativo que tantos monumentos emblemáticos de hoy, hayan sido tan denostados cuando se construyeron. Vale como ejemplo la Torre Eiffel.
En la ópera además de ver espectáculos, se pueden hacer visitas guiadas que cuestan €9 los adultos y menores de 27 años pagan €4.
Opera de Viena
Desde la ópera fuimos hacia el Palacio de Hofburg, la histórica residencia de los reyes y emperadores austríacos y actual vivienda del presidente, fue ocupada por los Habsburgo durante más de 600 años.
En el palacio se pueden hacer visitas y cuestan entre €15 y €9 si lo hacen por su cuenta y guiadas entre €18 y €10,50.
Palacio de Hofburg
Al oeste del palacio y cruzando la Ringstrasse se encuentra Maria Theresien Platz, una plaza enorme rodeada por museos. Al norte, el Museo de Historia Natural, al sur el Museo de Historia del Arte y al oeste el Centro Cultural, la Galería de Arte y el Leopold Museum; todos dentro del Museumsquartier, un complejo de más de 60000 m2 dedicado a la cultura.
En el centro de la plaza hay un monumento a la emperatriz María Teresa, que fue la única mujer gobernante de los Habsburgo.
Maria Theresien Platz
Cruzando el palacio hacia el noreste y pasando frente al Neue Burg, (Castillo Nuevo), llegamos a Michaelerplatz con sus geniales edificios curvos rematados con verdes cúpulas de bronce .
Toda esta zona es realmente impactante. Es tremendo el esplendor de los edificios y los monumentos. En ese momento pensamos que si toda Viena era así, nunca terminaríamos de verla.
Cuando salimos del asombro, nos quedó tiempo para perdernos por las calles vienesas, ya un poco más normales, y llegamos hasta la Catedral de San Esteban, que por la hora estaba cerrada y a la que pensábamos visitar al día siguiente.
Catedral de San Esteban
También pasamos por el Hotel Sacher para probar la clásica Torta Sacher. Una torta que creó Frank Sacher a principios del siglo XIX, con dos capas de bizcochuelo de chocolate, una capa de mermelada de damasco y cubierta con chocolate.
Si son golosos vale la pena probarla. Y compartirla porque no es barata.
Para terminar este día bastante agitado, fuimos a nuevamente a Karlsplatz a tomar el metro, no sin antes sacar una foto nocturna a la hermosa Karlskirche, la Iglesia de San Carlos Borromeo.
Iglesia de San Carlos Borromeo
Día 2 – Catedral de San Esteban y Ayuntamiento de Viena
Temprano por la mañana, viaje en metro por medio hasta llegar a Stephanplatz, fuimos a conocer la Catedral de Viena.
La Catedral de San Esteban fue construida sobre las ruinas de una iglesia románica del siglo XII y en el interior están los restos de varios miembros de la familia Habsburgo. También fue el lugar de la boda y el funeral de Mozart.
Lo primero que llama a atención, es el techo de azulejos de colores y la torre de 137 m que es posible visitar. La entrada a la iglesia es gratis, pero hay que pagar para subir a la torre. Nosotros subimos y la verdad no lo recomiendo, las vistas no son nada espectaculares.
Nuestra siguiente visita fue al Ayuntamiento de Viena, frente al parque Volksgarten. En un principio pensamos que la atracción era solo el edificio, pero nos sorprendimos con una enorme pista de patinaje sobre hielo frente a él. Una belleza de día y de noche.
Se pueden hacer visitas guiadas gratuitas lunes, miércoles y viernes a las 13 hs. Consulten si hay que reservar con anticipación.
Ayuntamiento de Viena
Al norte del ayuntamiento y pasando por el Rathaus Park llegamos a la Iglesia Votiva del Divino Salvador, Votivkirche. Esta hermosa iglesia con torres gemelas de casi 100 m de altura, fue construida en 1879 por encargo de Maximiliano de Habsburgo, que tras salvarse de un atentado contra su vida, la ofreció como ofrenda y agradecimiento. Su estilo es neogótico, igual que el ayuntamiento y esta sí recomiendo visitarla.
Iglesia Votiva del Divino Salvador
Siguiendo dentro del anillo que rodea la zona céntrica de la ciudad, pasamos por el Café Central de Viena, llegamos hasta el Barrío Judío y la Judenplatz, visitando también la Iglesia de San Ruperto y llegando al canal que cruza el Puente Marienbrucke.
Eso es Viena, una ciudad donde a cada paso hay algo para ver. Nada tan impactante como la zona del Palacio de Hofburg, pero muy interesante y en la que vale la pena perderse.
Y hablando de perderse, la que decidió hacerlo fue mi cámara de fotos.
Si, al atardecer nos sentamos en la terraza de Albertina Platz, frente a la ópera, y no se me ocurrió mejor idea que apoyar la cámara en el banco y poner la mochila encima. Como era lógico, cuando me levanté solo agarré la mochila y me fui.
Por supuesto a las dos cuadras me di cuenta y volví, pero o los vieneses no son tan honestos como aparentan o algún turista fue lo suficientemente rápido para que mi querida cámara ya no esté donde la había dejado.
No sirvió de mucho preguntar en los alrededores, nadie la vió, como si la pobre nunca hubiera existido.
Después de varias discusiones porque no quería gastar en comprar otra, pero viendo que realmente era necesaria, nos dirigimos a Saturn, una tienda muy conocida en Austria y Alemania, con varios pisos de electrónicos, electrodomésticos, juegos para consolas, etc.
La más cercana quedaba a unas quince cuadras, detrás del Leopold Museum, y ahí pude comprar la única que quedaba igual a la que había perdido. Me hubiera gustado disfrutar más el barrio, que era muy bonito, pero realmente lo pasé mal. No solo por la cámara, sino por las fotos perdidas. Suerte que todos los días las bajaba a mi laptop y solo perdí las del día. Aprendan de la experiencia, bajen las fotos y no pongan la mochila arriba de la cámara 🙁
Día 3 – Palacio de Schönbrunn y en Viena no tuve suerte
El tercer día, como siempre nos levantamos temprano para conocer el Palacio de Schönbrunn, la residencia de verano de la familia imperial, que está un poco alejado del centro, pero es fácil llegar con el metro.
Además de las cuarenta habitaciones del palacio, construido en el siglo XVII, se puede visitar el zoológico, el laberinto, el Museo de las Carrozas, el Jardín de la Orangerie, etc.
Hay muchos tipos de tickets, según lo que quieran visitar, y también pases completos y familiares. Vean en la web lo que les interesa y van a poder decidir cual comprar.
Nosotros hicimos lo más simple, como no teníamos demasiadas ganas de ver y gastar en el palacio, recorrimos los jardines que son gratuitos. Solamente esto justifica la visita, los jardines son enormes y muy bonitos aunque fuimos en invierno. Supongo que en primavera deben ser increíbles.
Palacio de Schönbrunn
Cerca del palacio, aunque no tanto como para caminar, pueden visitar el Naschmarkt, el mercado de pulgas. La verdad que si no están buscando algo en particular no es muy interesante y además es impresionante la gente que va. No da para ir solo a curiosear.
Naschmarkt
Hasta acá el día venía bien, pero como dije, en Viena no tuve buena suerte. Mi hijo se descompuso y me tuve que ir con él al departamento. Por suerte al otro día ya estaba bien y pudo viajar sin problemas.
Mientras yo estaba de guardia, los demás pudieron seguir con el recorrido y entre otras cosas visitar la Casa Hundertwasser, un edificio bastante particular con muchos colores, formas irregulares y hasta árboles saliendo por las ventanas. Fue construida entre 1983 y 1985 por Friedensreich Hundertwasser.
En el «Kunst und Café«, en la planta baja de la Casa Hundertwasser, se puede ver una película gratis en la que Friedensreich Hundertwasser muestra su casa en persona.
Frente a la casa se encuentra el complejo comercial Hundertwasser Village y a poca distancia más Kunst Haus Wien, un espacio dedicado a las exposiciones, también diseñados por Hundertwasser.
Casa Hundertwasser
Podría pensarse que mi día había terminado, pero no. Cuando los demás volvieron salí nuevamente, ya casi de noche, a recuperar algunas de las fotos que había perdido y a visitar algún lugar que me faltaba, así que empecé por entrar en la catedral, pasar nuevamente por el ayuntamiento y su pista de patinaje, la Iglesia Votiva y terminar mi recorrido en el interior de la Iglesia de San Carlos Borromeo.
Realmente esta iglesia es distinta. Desde los distintos estilos en su exterior, hasta las gigantescas esferas de vidrio, (?), que flotan en su interior reflejando la cúpula y la nave central, todo es atípico.
Por lo que pude ver en fotos anteriores, las bolas flotantes no siempre están y realmente no sé que representan, aunque escuché que eran un experimento.
La iglesia la comenzaron a construir a principios del siglo XVIII, por orden del Emperador Carlos VI, que prometió que cuando acabara la peste de 1713, dedicaría un templo a San Carlos Borromeo, héroe en la epidemia del siglo XVI.
Se puede visitar y subir por ascensor panorámico a la cúpula. Las vistas no son gran cosa, más allá de ver la cúpula de cerca. Los tickets cuestan €8 los adultos, €4 los estudiantes y los chicos hasta 10 años entran gratis.
Iglesia de San Carlos Borromeo
Hay mucho más para ver en Viena. Museos, el viejo parque de diversiones Prater, simplemente recorrerla, cruzar el río o navegarlo, etc, etc. Muchas opciones para una ciudad hermosa a orillas del Danubio.
Ahora sí terminó nuestra accidentada visita a Viena. Al día siguiente tomaríamos nuestro primer tren alemán hacia Munich, la capital bávara que imaginaba ultramoderna y que me reservaba varias sorpresas.
Los espero en Munich 🙂